Somos la Estancia El Desafío, un tesoro en el norte de la Patagonia Argentina, a solo 20 kilómetros del aeropuerto de Bariloche. Aquí, la majestuosidad de la naturaleza se entrelaza con una historia de audacia y visión de futuro. Aunque hace 40 años nos dedicamos a la cría de ganado vacuno (razas Angus y Hereford), nuestra esencia va mucho más allá de la producción.

Nos enorgullecemos de ser el hogar de uno de los dormideros de Cóndor Andino más importantes de la región. Además, en el campo hay una gran biodiversidad, donde conviven especies emblemáticas como el Puma, Ciervos Colorados, el Águila Mora, el Tucúquere y el Carpintero Gigante, entre muchos otros.


Un Legado de Audacia y Visión

Nuestra historia comienza en 1984, cuando Andrés Domingo y su compañera Leticia, recorren el campo por primera vez de a caballo. Cautivados por la belleza indómita del lugar y su potencial, decidieron comprar esta vasta extensión de estepa patagónica. Todos los consideraban “locos”; Andrés tenía 70 años y vivían en Mar del Plata. Sin embargo, su visión trascendió la edad.

Con una determinación inquebrantable, Domingo emprendió una hazaña monumental para la época: forestó un millón y medio de pinos ponderosa y murallana. Siempre decía que lo hacía “para sus nietos, ya que no vería los pinos crecer”. Y así fue. Además de los árboles, transformó la estancia con mejoras significativas: construyó una casa en el casco, un refugio a 1455 metros sobre el nivel del mar, y creó alrededor de 60 kilómetros de caminos que permiten el acceso a las profundidades del campo, incluso hasta la cima de la Buitrera. Delimitó vastos potreros con kilómetros de alambrados y, con un espíritu comunitario, facilitó las instalaciones de la casa original para el funcionamiento de una escuela rural.

A partir del año 2003, la estancia vivió un nuevo impulso. Se potenció la producción ganadera y se abrió al turismo, ofreciendo cabalgatas, avistajes de cóndores y auténticos asados patagónicos. Esta vibrante etapa se mantuvo hasta 2015, cuando, por diversas circunstancias, la actividad disminuyó drásticamente, quedando solo una leve producción ganadera.

Hoy por primera vez, la tercera generación de Leticia y Andrés Domingo, está a cargo de la producción ganadera y, con enorme entusiasmo, retoma las actividades turísticas.

Con un espíritu renovado, y un nuevo foco en la conservación, reabrimos las tranqueras de nuestro hogar. Te invitamos a sumergirte en la esencia de la vida en un campo patagónico, a conectar con la fauna nativa en su hábitat natural, y a maravillarte con un estilo de vida diferente camino a la autosuficiencia.

MISIÓN

Somos pioneros en la conservación activa de la fauna nativa, como el puma y el cóndor, garantizando la tranquilidad y el respeto por el entorno natural y cultural.

Queremos seguir aprendiendo e involucrarnos más en la conservación. Nos inclinamos hacia la autosuficiencia, y poder vivir de lo que nos proporciona nuestra tierra.

Mantendremos la cantidad de animales según la productividad del campo. Conservar el bienestar animal criando a campo en libertad, logrando la coexistencia entre la producción ganadera y el ecosistema natural del lugar.

Ofrecemos una experiencia de turismo rural auténtica y exclusiva en la Patagonia. Compartimos nuestro sueño con cada visitante, la pasión por lo natural y su ritmo de vida.

VISIÓN

Nuestra visión es ser una estancia modelo en la que se puede producir sin interferir en la vida del ecosistema. Sin cazar al depredador tope, como el Puma, que cumple un rol fundamental al equilibrar el ecosistema (regulando las especies exóticas como el jabalí y el ciervo). Cuidando por sobre todo al Cóndor, el ave voladora continental más grande del mundo, que cumple también un rol fundamental siendo carroñeros (limpiar los animales muertos en los campos, evitando la proliferación de bacterias).

Además, el vivir de una manera sencilla. Priorizando un estilo de vida. Donde poder desarrollarse intelectual y espiritualmente. Produciendo nuestros propios alimentos, cuidando el ambiente y conservando sus especies autóctonas.

VALORES

Autenticidad: Creemos en ofrecer una experiencia genuina y sin artificios, donde la conexión con la naturaleza y la vida rural se vive en su estado más puro. Buscamos que cada visitante se sumerja en la verdadera esencia de la Patagonia, lejos de lo convencional.
Conservación: Somos custodios de un legado natural invaluable. Nuestro compromiso con la preservación de la fauna nativa —desde el majestuoso cóndor hasta el sigiloso puma— y la protección del ecosistema es inquebrantable. Fomentamos una relación armoniosa y respetuosa con el entorno, minimizando nuestro impacto y promoviendo la biodiversidad.
Autosuficiencia: Aspiramos a un modelo de gestión que honra la tierra y sus recursos. A través de la ganadería responsable y el desarrollo futuro de cultivos, buscamos la autosuficiencia, demostrando que es posible operar en armonía con el medio ambiente.